ROBIN HOOD, de Ridley Scott

  Durante mi infancia vi el Robin Hood de Errol Flynn mas o menos un millón de veces. Durante mi adolescencia vi el Robin Hood de Kevin Kostner en casi el mismo número de ocasiones. La primera me sigue gustando aun hoy, la segunda la vi hace pocos años y me quedé asombrado de lo mala que me pareció, con lo mucho que me gustaba en su día (a pesar, o quizá incluso por culpa de Alan Rickman). No es de extrañar pues que esperara con muchas ganas el estreno del Robin Hood de Ridley Scott, un director del que siempre espero lo mejor, aunque ha demostrado en multitud de ocasiones que es capaz de lo peor.
    Para este Robin Hood han tomado un camino totalmente distinto al de los dos anteriores, lo cual a priori parece una buena idea. En lugar de un largometraje de aventuras con damas en apuros, buenos muy heróicos y malos que son malos porque les parece divertido han escogido:  a) Desmitificar al rey Ricardo Corazón de León, personaje que posiblemente merece ese tratamiento, pero que muere tontamente sin aportar nada a la película.  b) Convertir al rey Juan en un noble codicioso que no destaca particularmente entre todos los demás nobles codiciosos. c) Adjudicar, entre tanto presunto realismo, a Gotfried y sus amigos franceses el papel de villanos de opereta, que sólo parecen estar ahí para que haya demasiados personajes liando la trama. d) Presentar a Robin Hood cómo un proyecto de antihéroe, que intentan que tenga una moral ambigua pero en realidad lo que tiene es poca personalidad. e) Dejar en ridículo al pobre Sherif de Nottingham, que parece un triste pelele sin papel ninguno en la película. Si este va a ser el villano de una supuesta segunda parte, mejor que no la hagan.
    Dejando de lado lo que parecen elecciones intencionadas (erroneas en su desarrollo, pero no necesariamente en su planteamiento) la película no parece decidirse a contanrte nada mientras pierde el tiempo contandote infinidad de cosas que no terminan de venir al caso: los "chicos perdidos" del bosque de Sherwood sobran especialmente, pero el momento más bochornoso de la película es la especie de regresión hipnótica en la que Robin recuerda a su padre. El resultado es una película demasiado larga, que tiene poca acción y poco espectaculo (parece mentira que estemos hablando el director de Gladiator y Black Hawk Down), demasiado poco rigor para el aficionado a la historia, y hasta una banda sonora que parece haberse contagiado de la ausencia de ritmo y sólo ayuda a sumir al espectador en el letargo. Incluso la escena obligada en la que roban a los ricos para darselo a los pobres pasa casi desapercibida entre tanto metraje inútil y si te despistas un momento te la pierdes. Sólo Cate Blanchet se salva de la quema y consigue que casi te creas el romance entre Robin y Marion y toda la trama relacionada con Robert y William Locksley.

Veredicto: 4,5 Y pensar que Scott dirigió mi película favorita...