JULIANO EL APOSTATA, de Gore Vidal‏

En la segunda mitad del siglo cuarto el cristianismo ya se había asentado en el corazón del Imperio Romano. Constantino el Grande lo convirtió en la religión oficial del gobierno y dio toda clase de ventajas a los nobles que se convertían. Muchos se convirtieron sin fe, para conseguir esas ventajas fiscales o conseguir ocupar cargos en la creciente organización eclesiástica. El resultado fue una corrupción política sin precedentes. Los distintos obispos se enfrentaban unos a otros por disputas teológicas que ocultaban ambiciones mucho más terrenales. Constantino había pensado que un dios único ayudaría a mantener unido al Imperio. A la práctica el resultado fue justo el contrario, puesto que los cristianos se odiaban unos a otros, se perseguían y atacaban constantemente donde las antiguas religiones se habían tolerado unas a otras. El helenismo perdía cada día terreno ante una nueva forma de ver el mundo mucho más oscura.
Gore Vidal nos cuenta, en forma de falsa autobiografía, la vida de Juliano, el emperador que intentó recuperar el helenismo y detener los abusos de los cristianos. Trató de frenar en cristianismo reconstruyendo antiguos templos, potenciando cultos mistéricos como el de Mitra, que aún tenía muchos seguidores en el ejército, y el de Eleusis, entre muchos otros. Su relato en primera persona esta comentado por dos filósofos que lo conocieron en vida y que una vez muerto planean publicar esas memorias. Esto filósofos, un cínico y un estoico valoraban su intento de recuperar el helenismo, pero no estaban de acuerdo en todas sus decisiones y sirven de contrapunto, dando otros puntos de vista y comentando sus errores. Juliano criticaba a los cristianos por las absurdas contradicciones de su religión, que trataban de subsanar con explicaciones teológicas aún más absurdas (en ese momento el gran debate cristiano era la existencia o no de la trinidad, y los obispos Atanasio y Arrio lideraban dos concepciones distintas de Jesús). Pero los defectos que veía en el cristianismo se negaba a verlos en las demás religiones. Creía, como muchos griegos, que todos los dioses eran manifestaciones nacionales de el Dios Uno y aceptaba topas las religiones "paganas" como auténticas, sin importarle las contradicciones de estas. Era supersticioso creía en la magia y consultaba obsesivamente a los oráculos.
Juliano es un personaje interesante, lleno de contradicciones, y que en algunos momentos de la historia ha sido utilizado cómo un héroe de la razón frente al fanatismo. Y Gore Vidal narra su historia dejándote saber desde el principio que fracasó y que aún así, cuesta no preguntarse qué habría pasado si no hubiese muerto tan joven y hubiese podido llevar a cabo todas las reformas que inició y que quedaron en nada tras su muerte. Juliano fue un filósofo y a la vez un militar tremendamente capaz que logró victorias extraordinarias, una rareza en la historia de Roma, e incluso del mundo. Si hubiese vivido más tiempo, podría haber cambiado el curso de la historia de occidente. Una novela sobre él habría sido interesante incluso si la hubiese escrito alguien menos capaz que Gore Vidal, en sus manos la historia evita la tentación de convertir a Juliano en algo que no fue para defender ideas de nuestro tiempo y nos la cuenta cómo una historia de su tiempo, con su contexto ocupando una parte importante de la narración. Eso quiere decir que es una novela estupenda, pero densa, y que requiere que el lector tenga un interés por el género. No es ese tipo de novela que le puedes recomendar a cualquiera, peor seguro que hará las delicias de cualquiera que disfrute de una de romanos.

Veredicto: 8 Algo densa en algunos puntos, pero una novela histórica muy sólida desde cualquier punto de vista.

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